jueves, 7 de julio de 2011

¡La Primera Experiencia!

Una de nuestras ideas principales para este proyecto fue siempre visitar el Hogar de Cristo de Casablanca, debido la carga emocional que este recinto tenía sobre unos de nuestros integrantes, el cual participa activamente como ayudante en diversas sedes del Hogar de Cristo.
La verdad de las cosas es que deberíamos haber visitado el lugar mucho antes, sin embargo, al ser el primer proyecto de un corte mas oficial (es decir, que requiere evidencias, roles, funciones, tareas, papeleo, etc.), el proyecto se retrasó un poco, por lo que nuestra visita se llevó a cabo recién el día Miércoles 22 de Junio.
Fue así como luego de un par de visitas de reconocimiento, ensayos de rutina, entre otras cosas más, llegamos a el Hogar “Los Patroncitos”, el cual nos recibió con los brazos abiertos.

Pero, hay que ser realistas, no todo fue color de rosa; Es verdad que nos confiamos un poco al momento de crear la rutina y es verdad aquel dicho conocido: “Los niños son el publico mas hostil”, ejem, sobretodo cuando son niños de 2 a 4 años. En muchos momentos perdíamos la atención de ellos, los cuales se distraen muy fácilmente y hacerlos participar nos fue mucho más dificil de lo que imaginamos.
Nuestra rutina era bastante estratégica, pero no lo suficiente: Partimos con ciertos juegos conocidos como el “Chuchugua”, la Escondida y uno muy bonito y creativo que nos presentó nuestra Ex Directora, llamado “El remedio de la abuelita”; la idea era cansarlos, para que así etubieran mucho menos activos para la parte siguiente: Leerles un cuento; el cuento se basaba en el miedo que le tienen los niños a las lluvias fuertes y/o tormentas, debido a que no hace muchos días había llovido de una forma torrencial, como hace tiempo que no sucedía. No sabemos si fue un error o qué, pero se nos ocurrió llevar un “amigo” Titere: Pepito... oh, pobre Pepito, sufrió más que nosotros. Los niños tenías esas curiosidad por sabres que habría detrás de las mesa de la cual Pepito salía y, bueno, no pudimos esconder a Mauro, encargado del manejo del títere.
Luego de el cuento venía la parte más interesante, Marco y su rutina de malabares, lo cual logró rescatar la atención de los pequeños que aún estaban distraídos... buena idea esa, anotada para la próxima vez.
No todo fue un desastre, ya que luego de concluir nuestra rutina nos dimos el tiempo de conversar con nuestros amiguitos pequeños y preguntarles esas cosas por las cuales estábamos ahí en primer lugar: sus sueños al futuro, sus ideas, esas cosas bonitas que se alojan en la imaginación.
Lo más gracioso de todo eso fue que el momento de preguntarle a los niños “¿Qué quieres ser cuando grande?”, muchos miraban al Marco y decían “¡Yo quiero ser payaso!”.

He aquí eun video con las fotos de nuestra agridulce experiencia, obviamente, muchos mas dulce que agria :)

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